Quizás pocos hemos escuchado hablar de la jicama, un vegetal de raíz redonda; bulbosa cuyos orígenes se remontan a geografías tropicales como la península mexicana. Pero, en sí, ¿para qué sirve la jicama? ¿Cuáles son sus bondades y usos prácticos?
Pues bien, la jicama se ha utilizado durante miles de años como un elemento dietético y una sustancia medicinalmente beneficiosa. En lo que a un nombre científico respecta, esta raíz vegetal se clasifica como Pachyrhizus erosus.
Para decirlo de una manera simple, la jicama forma parte de la familia de legumbres y crece en vides. Se dice que la jicama es nativa de América Central y del Sur. A pesar de ser un tubérculo poco conocido, se cultiva en los climas cálidos de América Central, el Caribe, las regiones montañosas de los Andes y el sur de Asia; en donde comprende una fuente de alimentos importante y muy versátil.
Cultivo de la jicama
Tomando en cuenta su tamaño, la raíz en sí puede crecer hasta dos metros de largo; y puede pesar hasta 20 kilogramos -aunque esos ciertamente son tamaños extremos.- Se requiere entre 6 a 9 meses de tiempo libre de invierno para su cosecha, por lo que se cultivan principalmente en clima cálido.
Siendo muy similar en textura a un nabo con un sabor más cercano a una manzana; a la jicama se le conoce también como «castaña de agua mexicana» y «judía mexicana», debido a su carne blanca, sólida y crujiente. Sin embargo, a diferencia de los ñames cuya piel es comestible, la piel de la jicama es gruesa, dura. Además, su cáscara externa no solo resulta poco atractiva, sino que también posee una toxina orgánica llamada rotenona, al igual que sus viñas y sus hojas.
Selección y conservación de la jicama
Al momento de comprar y seleccionar jícamas para el consumo, se debe buscar tubérculos firmes y redondos. En lo que a su conservación compete, se deben conservar en un lugar fresco y oscuro durante un máximo de cuatro semanas; y debe obligatoriamente guardarse en el refrigerador una vez cortado. Sin embargo, no debe permanecer tampoco mucho tiempo guardado en el refrigerador, puesto que el almidón se convertiría en azúcar.
En cuanto a su limpieza, se debe lavar del mismo modo en que se lavaría una patata. Se suele rebanar la parte superior e inferior para crear una superficie plana sobre la cual deslizar el cuchillo; para luego quitar la cáscara mediante cortes con un cuchillo de cocina que sea resistente para pelar esta raíz.
Sea que se rebane, se trocee en cubos o julianas, sea crudo o cocido, la jicama es una verdura sumamente versátil para la elaboración de guisos, ensaladas y sopas; así como en combinación con otras verduras y frutas como naranjas, manzanas, zanahorias y cebollas; y en combinación con carnes y mariscos.
Variedades de Jicama
Existen al menos cinco diferentes tipos de cultivos de especies de la Pachyrhizus. Sin embargo, sólo tres cultivares de jícama son populares, e incluyen Pachyrhizus erosus, Pachyrhizus ahipa, y Pachyrhizus tuberosus (ñame amazónico, jíquima). A la P. erosus también se le conoce como «jícama de leche» o «alambre mexicano», que corresponde con la variedad popular importada en los Estados Unidos. Otro cultivo, el P. palmatilobus, también localmente conocido como «jícama de leche», tiene folíolos profundamente lobados, savia lechosa y sabor desagradable.
Datos nutricionales de la Jicama
La jicama tiene numerosos beneficios, y estos se basan principalmente en la óptima y única mezcla de vitaminas, minerales, fitonutrientes y otros compuestos orgánicos; que incluyen fibra dietética, vitamina C, vitamina E, y folato; además de vitamina B6, ácido pantoténico, potasio, magnesio, manganeso, y una pequeña cantidad de proteína.
A continuación, se pueden explorar los elementos nutricionales que hacen que la jicama sea tan importante para la dieta de diversas culturas en todo el mundo.
Valor Nutricional de la Jicama
La jicama, pese a su bajo en calorías pero altos valores de algunos nutrientes vitales, es algo contradictoria en lo que respecta a su contenido de almidón. Proporciona alrededor de una cuarta parte del contenido necesario de fibra al día en cada porción. Pero no se trata de cualquier tipo de fibra, pues la fibra de la jicama es rica en inulina oligofructosa; que tiene cero calorías y no se metaboliza en el cuerpo.
La inulina es un fructano que promueve la salud ósea mediante la mejora de la absorción de calcio de otros alimentos; y al mismo tiempo ayuda a protegerlos contra la osteoporosis. Asimismo, la insulina tiene un papel prebiótico en el intestino, es decir, incita el crecimiento de bacterias benéficas que ayudan a mantener un colon sano y una inmunidad equilibrada. Debido a su índice glucémico bastante bajo, la jicama es un gran alimento para los diabéticos; así como resulta sumamente baja en calorías para aquellos interesados en bajar de peso.
Del mismo modo, la jicama también supone una excelente fuente de vitamina C; cada porción representando el 44% del valor diario recomendado. También se considera un potente antioxidante que produce radicales libres útiles proteger el organismo contra el cáncer, la inflamación, la tos viral, el frío y las infecciones.
Además de todo lo anteriormente descrito, también tiene cantidades saludables de potasio; que componen una gran ayuda a la hora de promover la salud del corazón. Esto, debido a que las verduras y frutas de alto contenido de potasio están vinculadas a menores riesgos de enfermedades del corazón.
Cabe señalar que la jicama contiene vitaminas importantes como folatos, riboflavina, piridoxina, ácido pantoténico y tiamina; así como minerales de magnesio, cobre, hierro y manganeso. Al igual que las papas, la jicama debe utilizarse con moderación debido al alto contenido de carbohidratos.
Beneficios para la salud de Jicama
Algunos de los beneficios para la salud de jicama incluyen su capacidad para ayudarle a controlar el peso; optimizar la digestión; impulsar el sistema inmunológico; prevenir varios tipos de cáncer; aumentar los niveles de energía en el organismo; ayudar a controlar la diabetes y construir huesos fuertes. La jicama también ayuda a aumentar la circulación; bajar los niveles de presión arterial; y aumentar la función cerebral.
La Jicama ofrece muchos beneficios para la salud que pueden ser detallados a profundidad.
Mejora la digestión
Uno de los elementos más importantes de jicama son los altos niveles de fibra dietética que contiene. La fibra dietética ayuda a aumentar el volumen de las heces; lo que ayuda a movilizar el tracto digestivo y reducir las condiciones negativas del mismo, tales como el estreñimiento.
Además, como se mencionó anteriormente, la jicama es una fuente rica de inulina oligofructosa, la fibra soluble; que comprende un carbohidrato dulce e inerte que no se metaboliza en azúcares simples. Esto significa que la jicama puede ser un buen complemento dulce para los pacientes diabéticos; sin que esto comprometa demasiado la fluctuación del azúcar en la sangre.
Aumenta el sistema inmunológico
Existe una cantidad inmensa de vitamina C en la jicama. De hecho, 100 gramos de jicama equivale aproximadamente al 40% del requerimiento diario completo de ácido ascórbico. Por ende, debido a este alto valor vitamínico, la jicama ayuda a proteger la salud del sistema inmunológico y estimula los glóbulos blancos; que son la principal línea de resguardo del cuerpo ante las enfermedades.
De este modo, la jicama lucha contra enfermedades bacterianas, virales, fúngicas o patogénicas, añadiendo vitamina C al cuerpo tras su consumo. Además, el potencial antioxidante de la vitamina C hace posible combatir el cáncer a través de la interrupción de los efectos de los radicales libres; que han sido ampliamente asociados con las enfermedades del corazón y el propio cáncer. Los radicales libres se encuentran en el cuerpo como resultado del metabolismo celular.
Maneja la presión arterial
Dado que la jicama es una rica fuente de potasio, esta es capaz de ayudar a controlar la presión arterial; constituyéndose como un vasodilatador y reduciendo la tensión en los vasos sanguíneos y arterias. Por lo tanto, ayuda a reducir el estrés en el sistema cardiovascular. El potasio es también fundamental para conservar el balance entre líquidos y sales en todo el cuerpo; lo cual ayuda a mantener el cuerpo hidratado y funcionando de manera óptima.
Mejora la circulación sanguínea
La jicama es muy buena para el mantenimiento de la salud del sistema circulatorio, debido a las importantes cantidades de cobre y hierro presentes en la misma; en vista de que estos dos minerales son elementos vitales de los glóbulos rojos. Sin estos componentes, las personas sufren de anemia y funcionamiento irregular de los órganos que requieren sangre fresca y oxigenada para funcionar correctamente.
Mejora el funcionamiento del cerebro
La vitamina B6 se ha relacionado con el aumento de la función cerebral y las habilidades cognitivas. En este sentido, la jicama tiene esta vitamina es cantidades significativas. Además, la vitamina B6 es uno de los principales ayudantes la descomposición de proteínas en aminoácidos utilizables, y otras formas de proteína para los seres humanos. Esto expande los procesos metabólicos y la eficacia de los distintos sistemas de órganos.
Aumenta la fuerza ósea
Los niveles de minerales como el manganeso, magnesio, hierro y cobre que se encuentran en la jicama suponen que esta raíz puede usarse como refuerzo importante para la densidad mineral ósea. Estos minerales son esenciales para la construcción de huesos fuertes y la reparación de cualquier daño existentes a los huesos. Esta también comprende la mejor manera de prevenir la aparición de condiciones como la osteoporosis, una enfermedad que millones de personas sufren en todo el mundo.
Controla el Peso
Los alimentos bajos en calorías son muy importantes para aquellas personas que tratan de perder peso. Asimismo, es muy importante si estos alimentos, además de ser bajos en calorías, también están llenos de nutrientes y fibra dietética para hacer que el cuerpo se sienta lleno.
En este sentido, la jicama es un excelente aperitivo para reducir el apetito y apaciguar los antojos de forma sana; sin aumentar de peso ni perder los beneficios nutricionales.
Advertencias sobre la jicama
Cabe destacar que si bien la raíz de la jicama es comestible el resto de la planta es altamente tóxica. Se debe tener cuidado de no comer las vainas de la semilla, las hojas, o las vides.
Para explicarlo un poco mejor, la planta de jicama contiene niveles significativos de una toxina orgánica soluble en grasa, denominada rotenona. Esta toxina se concentra especialmente en la parte superior de las hojas, tallos y vainas de las semillas; pero a concentraciones mucho más bajas en las raíces.
Varios estudios encontraron que la rotenona se encuentra vinculada al desarrollo de la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, las raíces peladas son seguras para el consumo humano, incluso en los niños. La rotenona trabaja a nivel celular inhibiendo varias enzimas metabólicas como la NADH deshidrogenasa en las mitocondrias. En otros ámbitos, la rotenona se utiliza como un insecticida de amplio espectro, como insecticida ecológico, como veneno para peces y como pesticida.
Apartando todo esto, la jicama es una opción bastante saludable que puede aportar muchísimos nutrientes a la dieta; y que puede traer una serie de beneficios muy productivos para la salud.