Para qué sirve el enebro

Desdeñado por la silvicultura en otros tiempos dada su baja talla y frecuentemente vilipendiado entre los pastizales donde invadía las zonas de pastoreo, el enebro ha sido, sin embargo, apreciado después de generaciones por su utilidad en farmacia y gastronomía. Su uso ampliamente difundido como árbol ornamental hace de sus variedades decumbentes las más populares para la decoración de jardines y parques, en tanto que sus frutos sirven a la preparación de una selecta variedad de platos y bebidas de destilación alcohólica.

Dotada de una innombrable variedad de especies, la familia del enebro se halla esparcida tanto por el continente americano y el europeo, así como por el asiático y el africano, extendiéndose su presencia desde las zonas árticas hasta regiones tropicales. Este arbusto  doico y de porte semivertical es considerado la conífera más ampliamente expandida por el mundo, a pesar de los desafíos actuales de sobrevivencia que presenta en ciertas regiones debido a la expansión demográfica y a ciertas prácticas agrícolas; más sin embargo, ninguna de sus especies ni variedades se encuentra en peligro de extinción a nivel global.

La larga repartición del enebro en Suiza, en sus variedades común, enano y sabina, así como su popularidad en estas tierras explican, sin lugar a dudas, la abundancia de topónimos derivados de la palabra “jinebro”, nombre con el cual se conoce también al enebro.

Se caracteriza por un follaje tupido espinoso de carácter perenne cuya talla puede variar desde los 30 centímetros para las variedades rastreras hasta los 3 metros en el caso de los arbustos de jardín, llegando algunos ejemplares a superar los 15 metros de altura. Al borde del mar Báltico, los enebros pueden alcanzar hasta los 15 metros de altura. Su esperanza de vida se ubica entre los 800 y 1000 años, excepcionalmente 2000 años, siendo en Les Planchettes, comuna suiza, donde hasta los años noventa se podía admirar el enebro más grande de Europa, cuyo diámetro de 43 centímetros no traicionaba su edad, estimada en alrededor de unos 1000 años.

El enebro en la antigüedad

Restos fósiles de hojas encontradas en sitios arqueológicos han demostrado que el enebro ya era apreciado por los helvéticos lacustres cuyos asentamientos datan del año 4300 al 400 A.C. A principios de nuestra era el Geógrafo griego Estrabón apuntó en sus registros que los pueblos galos del sur utilizaban esta planta para embaumar las cabezas cortadas. Durante la edad media era utilizado para espantar brujas y otros espíritus, según las creencias de entonces; de igual modo se le empleaba para combatir la peste.  E

n la Charte aux normands de 1315 el enebro es descrito como “mort-bois”, término que hace referencia a toda madera que debido a su mala calidad no es útil más que como leño para la hoguera. En efecto, esta madera fue empleada en otros tiempos como combustible de hornos y para el ahumado y curado de carnes, entre otros propósitos.

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Su dureza, la variedad de su coloración (del pardo rojizo al amarillo) y su fibra fina siguen siendo hasta hoy en día muy apreciados en el torneado, como por ejemplo para la producción de mangos de utensilios de trabajo y cuchillos, de perchas, pipas y bastones para andar, encontrando además aplicaciones en la ebanistería y en la escultura de obras de arte. Su cualidad imputrescible lo convertía en un material muy apto para la fabricación de conductos de agua, estacas y mástiles, así como también ataúdes.

El enebro en la gastronomía

Más allá de las ventajas de su madera, es por sus frutos que el enebro es más conocido. Su aroma inimitable y sus cualidades digestivas hacen del enebro un ingrediente indispensable para perfumar marinadas, pastas, para la preparación de las carnes de caza, algunos asados, el estofado alsaciano y auvernés  y, por supuesto, el chucrut o col agria, .

La melaza de enebro, por ejemplo sobre una rodaja de pan tostado, es una delicia que merece ser conocida. En caso de una digestión difícil producto de una comida abundante, la mezcla de los frutos del enebro con  un alcohol fuerte (como el agua ardiente, brandy o coñac) puede hacer maravillas. Esta bebida, a la vez aperitiva que digestiva, es popular en toda Europa: el aguardiente de los daneses, el schiedam de los holandeses, el pécket de los belgas, el borowitschka de los eslavos, el gin de los ingleses y, por supuesto, no podía faltar la ginebra de los franceses y los suizos de Romandía.

Otras partes de la planta también cuentan como deliciosos ingredientes de cocina. Los jóvenes retoños frescos pueden ser añadidos a ensaladas. Una vez secos constituyen un excelente té. No obstante son sus frutos los que con mayor frecuencia se consumen: conos esféricos cubiertos de escamas más o menos superpuestas, similares a unas bayas, denominados gálbulos. Su tamaño varía entre los 5 y 12 milímetros de diámetro. Su consumo se efectúa una vez alcanzado el fruto su madurez al cabo de dos o tres años, pasando de un color verde grisáceo al azul violáceo y cubriéndose de una capa cerosa en su exterior, la pruina, sustancia misma que recubre el hollejo de la uva. En su interior encierra un aceite esencial rico en monoterpenos.

Gracias a sus propiedades atenuantes de los fuertes sabores de las carnes de caza, se han convertido estos frutos en un acompañante habitual de estos alimentos. Antes de asar la carne, se hace hervir ésta en una cazuela a la cual se añaden dos hojas de laurel, dos de limón y cuatro o seis bayas de enebro.

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En Europa se fabrica una cerveza cuya preparación consiste en germinar los granos de cebada, secarlos luego al horno y finalmente ponerlos a fermentar por un período de una semana con bayas de enebro. Por su lado los amerindios elaboraban igualmente una bebida alcohólica a partir de estos frutos sin la adición, sin embargo, de cebada. Adicionalmente, han servido y sirven aún para aromatizar diversas bebidas alcohólicas, entre las que destaca la ginebra, cuyo nombre de la planta misma toma, y el schiedam, un aguardiente muy consumido en los países bajos, Bélgica y el norte de Francia.

Propiedades y beneficios terapéuticos

Las indicaciones terapéuticas del enebro son numerosas, algo que no ha de asombrar puesto que su empleo se remonta al Egipto antiguo, incluso antes, y ha persistido a través de los siglos sin menguar. En el siglo 17 el herborista británico Nicholas Culpeper lo recomendaba como diurético y contra la hidropesía. Por su parte los pueblos amerindios recurrían a las propiedades del enebro para facilitar el alumbramiento y agilizar la recuperación del útero luego del parto.

Sus incontables beneficios le valieron hasta el siglo 19 el título de panacea. Favorece la digestión, facilita la diuresis y es considerado como  un poderoso antiséptico de las vías urinarias, puede así aliviar en caso de infecciones urinarias, de afecciones cutáneas, de gota, de artrosis, de asma o de migraña. Su acción estimulante sobre el sistema renal y sobre el flujo menstrual justifica el hecho que sea contraindicado en caso de enfermedad inflamatoria renal o embarazo. Entre otras de sus bondades se cuentan la fortificación del sistema digestivo, aliviando cólicos y flatulencias en caso de ingestas pesadas que incluyan platos grasos, coles o frijoles y estimulando el estómago, especialmente en caso de falta de apetito.

El aceite esencial extraído del enebro por su parte sirve para tratar  los problemas de articulación como la artritis o la mialgia, siendo igualmente eficaz para aliviar el reumatismo, la neuralgia y la tendinitis, usado externamente, ya que mejora la irrigación sanguínea de la piel atenuando los dolores. Sin embargo debe ser usado con precaución dado que su uso excesivo podría causar en algunos casos irritación local; por ello su uso prolongado no puede ser anodino y debe someterse a supervisión médica.

Este tratamiento es ampliamente conocido en Europa y tiene por efecto aumentar la movilidad de los miembros y otras partes afectadas, disminuyendo su rigidez y reduciendo el riesgo de formación de nuevas lesiones. Ahora bien, dicho tratamiento no es eficaz a menos que se practique con constancia y sea seguido año tras año. El enebro es además un buen tónico para los infantes con debilidad, aquellos afectados por malestar en la garganta o gripes, debido a sus propiedades expectorantes suaves. Tradicionalmente se elabora un jarabe a partir de las bayas que debe ser administrado en las mañanas y noches.

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Estudios recientes parecen confirmar los beneficios de esta planta para la diabetes, puesto que se ha observado una disminución de los niveles de glucosa en la sangre. También se ha observado una acción antiagregante plaquetaria y vasodilatadora tras la administración de uno de los compuestos del aceite esencial de cierta variedad de enebro.

Utilización y modo de empleo

En caso de dificultades urinarias se utilizarán las bayas del enebro en forma de decocción, para los problemas de dispepsia y flatulencias, se prepararán en infusiones. Pueden ser igualmente consumidas en forma de cápsulas. Para los problemas relacionados con la artritis o mialgias se hará uso de las bayas en su presentación como aceite esencial para uso externo.

Tisanas

Decocción: en 3 tazas de agua poner al fuego y dejar hervir durante 20 minutos 10 gr de bayas de enebro. Filtrar y beber de 2 a 3 tazas por día.

Infusión: verter 1 taza de agua hirviendo sobre 2 gr de frutos de enebro molidos. Dejar reposar durante 10 minutos. Filtrar y beber de 2 a 3 tazas diarias.

Uso externo

Para los dolores de origen artrítico, mialgia: agregar una taza de decocción en el agua de la tina, o bien añadir un puñado de bayas molidas en el agua caliente de la bañera.

Aceite esencial: 5 gotas diluidas en un poco de aceite de almendra dulce, de oliva o de sésamo. Frotar las partes afectadas 2 o 3 veces al día, manteniendo especial cuidado sobre la posibilidad de irritación o quemadura en personas sensibles.

Precauciones

El uso de tratamientos a base de frutos de enebro está contraindicado cuando se sospeche insuficiencia renal; sólo bajo supervisión médica cuando haya padecimientos de infección  urinaria. No utilizar por vía interna el aceite esencial. Las mujeres en estado de gravidez o lactantes no deben hacer uso de tratamientos a base de bayas de enebro.

Se recomienda no seguir el tratamiento por más de 6 semanas. Luego de un período de utilización prolongada pueden surgir dificultades de micción, dolores renales y alteraciones albuminurias.

Otros usos

Hoy en día el uso del enebro está ampliamente difundido en aromaterapia y en cosmética en forma de champú, jabones y aceites de baño. Para renovar el aire en el interior de la casa y otros interiores se queman algunas bayas sobre un plato metálico o directamente en la estufa, vigilando naturalmente que no se produzca un incendio.

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