Para qué sirve la Fibra

Introducción

Algunas veces hemos leído o escuchado que la salud entra por la boca y qué mejor forma de confirmar esta aseveración que fijándonos en ésa proyección de nuestro cuerpo que reflejará exactamente que somos lo que comemos, razón por la cual se vuelve innegable el hecho de una alimentación balanceada como clave para alcanzar un bienestar físico en general, que sólo es posible en la medida que introduzcamos a la dieta que llevamos más ingredientes de calidad obtenidos de la misma naturaleza que cuenta con todo lo indispensable para conseguir una completa nutrición que cumpla con los requerimientos mínimos diarios.

Para ello será prudente que empecemos por revisar nuestros hábitos y comprobemos si efectivamente existen una serie de errores que aún estamos a tiempo de corregir al tomar consciencia de lo que esto significa a largo plazo, ya que mientras detectemos el menor indicio de una falla que estemos cometiendo en el presente en materia alimenticia, indiscutiblemente percibiremos cómo a futuro nuestro organismo nos lo agradecerá transformando estos insumos que ingerimos en toda una fuente de vitalidad donde una sustancia tan esencial como ésta nunca podrá faltar si nos hemos propuesto redimensionar nuestro esquema de vida dejando ir las malas prácticas que interfieran con él.

Propiedades de la Fibra

La fibra viene siendo un componente que se halla presente en una cantidad representativa de recursos naturales de origen vegetal que consumimos en ciertas comidas y tiene la particularidad de que a diferencia de otros elementos, no se absorbe ni digiere durante el proceso que ejerce el aparato digestivo, debido a que presenta resistencia a las enzimas que se encargan de descomponer los alimentos de donde se extraen los nutrientes y por lo tanto, se podría decir que tiene más bien una función estimulante sobre el tránsito intestinal al promover su correcto desempeño y así facilitar la expulsión de los desechos que son innecesarios para el cuerpo.

Beneficios de la Fibra

Pero aparte de ser coadyuvante en la eliminación de toxinas gracias a un efecto prácticamente depurativo que se deshace de todo aquello que está de más, la fibra alimentaria o dietética es muy aprovechable para diversas patologías que nos harán querer incluirla con mayor frecuencia en los platillos que preparemos o si ya es habitual su ingesta, incrementarla hasta llevarla a unos niveles adecuados que estén acordes con lo que se requiere tomando como base los estándares que si se acogen a lo establecido por la Administración de Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos debe situarse en un mínimo de veinte y un máximo de treinta gramos cada día. A continuación, conozcamos en qué sentido nos beneficia:

  • Puede prevenir las afecciones cardíacas por su apoyo a la hora de controlar el colesterol malo, disminuyendo los índices al ralentizar la asimilación del mismo y en consecuencia repercute favorablemente en un mejor desempeño del sistema cardiovascular, lo cual impide a su vez que se propicien las condiciones de riesgo que lo alteran y desembocan en problemas realmente graves que dan paso a un empeoramiento con severos daños como por ejemplo tras sufrir un infarto.
  • Ayuda a mantener unos valores glucémicos aceptables al ejercer un equilibrio sobre el azúcar contenida en las plaquetas, siendo posible por su interacción en el tracto digestivo que va a retrasar la rapidez con que se desintegran los carbohidratos consumidos, lo que se traduce en una absorción mínima de dicha sustancia que será de gran utilidad para pacientes diabéticos o bien personas con tendencia a este padecimiento por antecedentes familiares.
  • Por su misma contribución al dejar el sistema circulatorio en un estado más óptimo, reduce la probabilidad de estar más propensos a experimentar las incómodas hemorroides y en el extremo opuesto, un derrame cerebral a causa de una complicación cerebrovascular.
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  • Así como trabaja en el intestino facilitando la movilidad de dicha zona de la anatomía humana que por supuesto, será sinónimo de una regularización en las evacuaciones al combatir el estreñimiento, es clave para que precisamente se contrarresten los factores que impulsan la aparición de ciertas enfermedades, como la diverticulitis(inflamación intestinal) e igualmente ofrece una notable mejoría a los síntomas de otras como el síndrome del intestino irritable.
  • No en vano por su acción que como ya vimos, también abarca una evidente disminución del azúcar en la sangre tras estabilizarla, puede ampliar el alcance hacia otras afecciones que logra evitar como los cálculos en la vesícula y los riñones.
  • Y es por ésa lenta descomposición de los carbohidratos que como vimos son los precursores en la formación de las glucemias, que la fibra además de participar en este proceso se hace una excelente aliada para las personas con sobrepeso ya que aumenta la sensación de saciedad, de modo que incida positivamente en los planes para perder medidas sin mucho sacrificio porque su aporte calórico es de apenas dos kilocalorías por cada gramo.
  • Finalmente, es inevitable que toda esta magnífica purificación que nos otorga desde adentro se vea más allá de la ganancia de una mejor figura, porque inclusive se ha determinado el papel que juega en la desintoxicación que acaba de raíz con microorganismos causantes de erupciones en la piel como el acné, las cuales aparecen cuando éstos intentan filtrarse por los tejidos en vez de ser excretados por otras vías.
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Tipos de Fibra

En este punto ya tenemos claro el rol que ocupa como protagonista en cualquier régimen alimenticio siempre y cuando sea de carácter saludable, puesto que todos aquéllos productos procesados o refinados que consumamos van a interferir de manera negativa al restarle su efecto y por consiguiente, sólo provocarán una alteración orgánica en la que queden de manifiesto alguna de las enfermedades señaladas previamente en el listado anterior. Y ahora, ha llegado el momento de descubrir cuál es la clasificación que presenta y a qué se debe la existencia de esta distinción que está representada por dos tipos:

  • Fibras Solubles: son las que al sumergirse en agua pueden disolverse fácilmente al transformarse en un material parecido al gel, que al mismo tiempo trabaja en el intestino para normalizar su funcionamiento y a la par, hace que las digestiones se vuelvan más lentas por lo que el vaciado estomacal se tardará y en consecuencia permitirá que nos sintamos llenos por un período prolongado durante el día.

  • Fibras Insolubles: a diferencia de su predecesora es todo lo contrario, porque aparte de que es imposible que pueda diluirse en el agua de forma parcial o por completo, al quedar prácticamente entera sin duda aumentará la densidad de las heces, tras ser expulsada con rapidez junto al resto de los alimentos a los cuales les aligera el tránsito estomacal e intestinal.
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Fuentes ricas en Fibra

Partiendo de la división anterior, nos encontraremos con que hay alimentos ricos en fibra soluble o insoluble y que algunos incluso pueden poseer a ambas:

  • Fuentes de Fibra Soluble: la avena, los arándanos, la cáscara de psyllium (llantén de la India), la cebada, los frijoles, los guisantes, las nueces, los pepinos y algunas frutas como la manzana y las cítricas.
  • Fuentes de Fibra Insoluble: el apio, los cereales, los granos y panes integrales, el salvado de trigo, las vainitas, las verduras de hojas color verde oscuro y las zanahorias.
  • Fuentes de Fibra Soluble e Insoluble: frutas, vegetales y semillas enteros como las almendras, las bayas, el brócoli, las cebollas, las coles, la coliflor, la linaza, las papas y las semillas de chía.

Procure siempre obtener fibra de vegetales y no de granos enteros, ya que éstos últimos son una mala opción al contener gluten que contribuye al desarrollo de varios problemas en el intestino, en especial la permeabilidad de dicho órgano que se deriva en una serie de afecciones físicas y psicológicas y un agravamiento de los síntomas en pacientes con diabetes. Se excluyen del consumo de fibra quienes tengan trastornos intestinales, porque potenciaría su empeoramiento sirviendo de alimento a los patógenos que se destruyen con fuentes de origen vegetal pero fermentadas al fungir de probióticos.

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