Para Qué Sirve la Morfina?

Si eres aficionado a los programas de televisión de doctores y salas de emergencia, o bien si has tenido allegados que han atravesado experiencias dolorosas, probablemente has escuchado hablar de la morfina. ¿Y para qué sirve la morfina? Esto es quizás algo complejo de explicar puesto que puede servir para muchos padecimientos; pero en esencia, su uso es siempre el mismo: calmar el dolor.

En términos médicos, la morfina viene siendo un analgésico agonista de los receptores opiáceos µ; y de los receptores kappa, en menor medida, dentro del sistema nervioso central.  Su combinación con los receptores opiáceos del cerebro hace posible el bloqueo de la transmisión de estímulos dolorosos. De esta manera, aun si persiste el origen del dolor, reduce con creces el malestar del mismo. Así, la morfina no solo aplaca el dolor, sino que también ofrece al paciente un estado de euforia y de relajación mental.

¿Cómo surge la morfina?

La morfina deriva de la planta del opio (Papaver Somniferum); y es conocida popularmente como adormidera. El opio es una de las drogas más utilizadas en épocas antiguas; pero que ha venido siendo sustituida a través de los años por su derivado, la morfina.

Todo inició cuando en el siglo XIX, se recetaba opio como analgésico para el alivio del dolor. Sin embargo, las dudas emergían al momento de decidir qué dosis era apropiado administrar de cuerdo a la pureza del preparado.

Así, En el año 1805, un farmacéutico alemán de nombre Friedrich Wilhelm Adam Serturner, descubrió la morfina. De hecho, fue el farmacéutico del pueblo quien pidió al Sr. Friedrich que empezara a estudiar la calidad del opio dispensado en la farmacia. Fue entonces cuando al joven sr. Friedrich llegó con la brillante idea de disolver el opio en un ácido; para después reducirlo con amoníaco y luego obtener unos cristales grises. Estos cristales los puso a prueba en gatos, dejando evidencia de su poder hipnótico que produce sueño.

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En vista de que el mismo Friedrich se encontraba padeciendo de un terrible dolor de muelas, tomó la decisión de probar estos cristales en sí mismo. Tras tomar este preparado, se sumergió en un profundo sueño que lo llevo a dormir por ocho horas; levantándose finalmente sin dolor alguno.

La morfina en la actualidad

Más adelante, con el devenir de los años, se descubrió que la morfina puede llegar a ser más adictiva que el mismo opio o el alcohol. Si bien actualmente se le ha desplazado a cambio de otras drogas, como la heroína; la morfina aun es una de las sustancias predilectas por los adictos a la heroína si no tienen acceso a su droga habitual.

En la actualidad, y debido a los avances de la ciencia, existe una manera de fabricar la morfina sintéticamente; aunque se utiliza mayormente el método original, que es un derivado del opio, como producto a base de las semillas de amapola.

¿Cómo actúa la morfina en el cuerpo?

Si bien la morfina sirve para suprimir el dolor, esta no lo elimina abordando las causas que lo producen; sino distorsionando la percepción que posee la mente sobre este dolor. Al ingresar esta droga en el cuerpo, ocasiona una reducción en la frecuencia de respiración y la frecuencia cardíaca, mientras vuelve más lentas las funciones cerebrales.

Su tratamiento resulta de manera eficaz distrayendo el cerebro del dolor, adormeciéndolo; debido a que ataca los receptores opioides que regulan el dolor en nuestro sistema nervioso. Estos receptores reaccionan con certeza a los compuestos naturales como las endorfinas. De ese modo, la morfina intenta actuar como estos compuestos, bloqueando los mensajes de dolor. Así, al arribar la droga hasta los receptores opioides, el efecto analgésico es transmitido a través de una enorme cantidad de proteínas G; que son el método más popular de señalización de las células.

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Es así como estas proteínas G inducen la conducción en los canales de potasio; logran una disminución en los canales de calcio, al mismo tiempo que inhiben los de adenilato ciclasa. De esta forma, todos estos procesos ocasionan un alivio del dolor.

Indicaciones de la morfina

La morfina se puede ser suministrada en inyecciones o pastillas, que se utilizan para tratar el dolor; en especial, tras cirugías y como supresor de la tos grave. A pesar de ser mal visto en algunos lugares del mundo, la morfina es uno de los mejores analgésicos creados por el ser humano con fines médicos.

Soluciones inyectables de morfina hidrocloruro al 1% o 2%: Pueden ser por vía subcutánea, intravenosa, intramuscular, epidural e intratecal. Sirven para tratar procesos dolorosos de intensidad severa; el dolor posoperatorio inmediato; el dolor crónico maligno; el dolor ocasionado por un infarto agudo de miocardio; la disnea ligada a la insuficiencia ventricular izquierda y el edema pulmonar; así como la ansiedad relacionada con la cirugía.

Formas orales: Sirven para el tratamiento a largo término del dolor crónico intenso; así como también para los dolores posoperatorios. Viene en solución oral, comprimidos y cápsulas de liberación prolongada.

Efectos secundarios de la Morfina

El principal inconveniente con la morfina es que no solamente trastorna la la percepción del dolor, sino que interviene en todo el cerebro; ocasionando modificaciones en el funcionamiento mental y en el sentido de la conciencia. Asimismo, ocasiona la reducción de la euforia, del deseo sexual; modifica el ciclo menstrual y aplaca el hambre.

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Se advierte que dosis demasiado altas de morfina pueden ocasionar la muerte; puesto que podría suprimir en exceso el sistema respiratorio.

La morfina puede tener como efectos secundarios los siguientes:

  • Náuseas, vómitos, estreñimiento, somnolencia, desorientación, sudoración, visión borrosa, euforia.
  • En tratamientos prolongados, tolerancia a la medicación; reduciendo así su efecto.
  • Sedación, depresión respiratoria, hipotensión ortostática.
  • Retención urinaria y prurito generalizado; más comúnmente por vía epidural o intratecal.
  • Resultados alterados de los análisis de sangre.

Contraindicaciones del uso de morfina

  • Si manifiesta hipersensibilidad a la morfina, no la reciba.
  • Si padece depresión respiratoria, traumatismo craneal, presión intracraneal elevada, íleo paralítico o sospecha del mismo, abdomen agudo, enlentecimiento del vaciado gástrico, enfermedad obstructiva de vías aéreas, cianosis, hepatopatía aguda.
  • No se administre junto a inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) o en dos semanas después de su interrupción.
  • Se desaconseja su uso en mujeres embarazadas o durante el periodo de lactancia.
  • No se aconseja su uso preoperatorio o en las primeras 24 horas de posoperatorio.
  • No debe usarse la morfina en infantes menores de un año.
  • Es contraindicada en pacientes con trastornos convulsivos.
  • No se recomienda en pacientes con traumatismo craneal o presión intracraneal aguda.
  • Se desaconseja su administración si se sufre de depresión respiratoria o enfermedades graves del sistema respiratorio que ocasionen obstrucciones graves de este sistema.
  • Debido a que realmente cualquier fármaco puede llegar a interactuar con otro, en especial uno tan fuerte, se recomienda consultar al médico antes de recibir tratamiento con morfina.
  • No administrar en caso de pancreatitis, asma, EPOC, alcoholismo, hipotensión, estreñimiento crónico, hipotiroidismo, daños graves del hígado o del riñón, entre otras.

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