Desde sus orígenes, la vacuna se ha especializado en la inmunización o la inducción artificial en el cuerpo de una resistencia contra ciertos patógenos. La manera en que actúa una vacuna, es bastante sencilla, ya que contiene una forma inactiva de un virus, el cual sirve para entrenar a nuestro sistema inmunológico para luchar contra ciertas bacterias o virus.
Básicamente, la preparación de una vacuna, tiene como finalidad la de estimular la producción de anticuerpos específicos, los cuales hacen que nuestro cuerpo sea inmune contra el patógeno de manera temporal, por lo que el sistema inmunológico se encarga de encontrar una manera para luchar contra estos agentes desconocidos.
¿En verdad las vacunas son eficaces y seguras?
Quizás muchos no estén seguros de lo eficaz que puede llegar a ser una vacuna. Para demostrarlo, lo haremos con hechos que ocurrieron en el pasado. Po ejemplo, la utilización de la vacunación fue el medio definitivo para erradicar de manera oficial enfermedades como la peste bovina.
Por otro lado, otras enfermedades como el sarampión, poliomielitis y rubéola, han logrado reducirse gracias a las campañas de vacunación que fueron y siguen siendo aplicadas a nivel mundial.
A pesar de los beneficios que nos traen la vacunas, hay que resaltar que algunas de estas pueden llegar a traer ciertos efectos secundarios, aunque estos serán muy leves si los comparamos con las enfermedades en sí que son tratadas por el método de vacunación.
Sin embargo, no hay que olvidar que existen casos en donde una pequeña parte de las personas que son vacunadas, pueden desarrollar problemas a mayor escala, tales como bloqueo intestinal, convulsiones, entre otras más, aunque esto solo ocurre en una de cada diez mil personas.
¿Qué contienen las vacunas?
Las vacunas suelen someterse a incontables y rigurosas pruebas de seguridad, siendo esta la única forma de determinar si pueden ser asimiladas para el cuerpo humano sin presentar ningún tipo de riesgo. En caso de existir ciertos efectos secundarios, se espera que estos sean mínimos.
Enfocándonos en los ingredientes que pueden llegar a tener las vacunas, nos topamos con algunos como el Timerosal, siendo este utilizado para evitar la contaminación bacteriana en las vacunas. A pesar de ello, dicho ingrediente fue eliminado por completo, debido a que podía presentar ciertos riesgos.
En otros casos, también se utilizan sales de aluminio como un coadyuvante, siendo esto una sustancia que se le añaden a algunas vacunas para mejorar la respuesta inmunitaria de las personas.
Tipos de vacunas
Actualmente se encuentran disponibles cuatro tipos de vacunas, entre las cuales tenemos a las siguientes:
- Vacunas de virus vivos: Utilizan una forma debilitada del virus, siendo el caso de algunas como la del sarampión, paperas, rubéola y las vacunas contra la varicela.
- Vacuna muerta: Se obtiene como resultado de uso de pequeños fragmentos tomados de un virus o bacteria. Por ejemplo, la vacuna antigripal.
- Vacunas toxoides: Contienen un químico o toxina que es producida por la bacteria del virus, creando un efecto de inmunidad ante la infección en sí.
- Vacunas biosintéticas: A diferencia de las anteriores, las biosintéticas utilizan sustancias artificiales que son muy parecidas a los pedazos de virus o bacterias, actuando de la misma manera que otras vacunas, como lo sería el caso de la vacuna muerta.
Beneficios de las vacunas
En tiempos antiguos, sobrevivir a la niñez era todo un reto, debido a que el sistema inmune de los jóvenes apenas se encontraba en procesos de aprendizaje para defenderse de los ataques de patógenos que se encontraban en el ambiento. Por esta razón, las enfermedades que eran adquiridas en la niñez, tenían la capacidad de destruir la vida adulta de un adulto.
Con la ayuda de las vacunas, estos problemas lograron disminuirse al punto de ser casi nulos, debido a que la vacunación nos puede dar grandes beneficios, en donde tenemos algunos como:
Protección contra enfermedades graves
En la actualidad, las enfermedades mortales pueden ser prevenidas con la ayuda de las vacunas. Si bien, algunas como el sarampión no tiene un gran impacto en los jóvenes, cuando se da en personas que se encuentran en la adultez, puede llegar a ser mortal.
Por suerte, contamos con vacunas que ayudan a combatir esta enfermedad y muchas otras más, tales como la varicela, neumonía, entre otras más.
Se actualizan constantemente
Como muchos sabrán, los virus pueden llegar a mutar para hacerse inmunes a las vacunas que ya existen. Por suerte, gracias al avance en el campo de la medicina, se han logrado desarrollar vacunas mucho más eficaces, que incluso pueden combatir enfermedades que antes no lo habían hecho, siendo uno de los casos más resaltantes la vacuna contra el cáncer cervicouterino, el herpes zóster, el cáncer de mamá y la gripe H1N1.
Previenen pandemias
Una pandemia se puede definir como la propagación de un virus en los seres vivos. Si una persona se infecta por estos virus, puede llegar a contagiar a todos a su alrededor, creando este fenómeno que ya se ha visto desde hace años atrás, y que ha sido el motivo de un gran saldo de muertos.
Por suerte, contamos con vacunas que son aplicadas en la infancia y adultez, las cuales están pensadas para prevenir la dispersión de varias enfermedades contagiosas.
Incrementan la calidad de vida
Las vacunas tienen la capacidad de reducir de manera considerable el índice de contagios y padecimientos de enfermedades, por lo que ayudan a incrementar la esperanza de vida de las personas.
Anteriormente, las personas llegaban hasta los setenta años de edad, mientras que hoy dicha marca es superada, debido a que muchos ahora pueden llegar a los cien años.
Contradicciones de las vacunas
Como se hizo mención anteriormente, ciertas personan pueden presentar algunos riesgos tras ser vacunadas. Entre los efectos secundarios que pueden surgir, se encuentran reacciones alérgicas, infecciones y muchos otros más.
Por otro lado, también hay casos menos frecuentes en donde la persona vacunada presenta un ligero dolor durante la inoculación, además de algunas molestias en la zona por un par de días.